El lenguaje interno como modulador de nuestras conductas
Las personas a veces tenemos problemas o rasgos psicológicos que nos impiden exponernos a situaciones a las que tememos o que percibimos que pueden tener carácter dañino para nosotros. El miedo a perder el control, a no saber cómo reaccionar e incluso el temor a bloquearnos, hacen que en muchas ocasiones prefiramos evitar determinadas situaciones antes que afrontarlas.
Meinchebaum fue uno de los primeros autores que trabajó el entrenamiento en autoinstrucciones. Este consideró que el lenguaje de los niños modula y guía la conducta que realizan, pues se conducen a través de su lenguaje interno. Por todo ello, si ese lenguaje se modifica, la conducta también lo hace.
Es a partir de este momento cuando se plantea que unas autoverbalizaciones o autoinstrucciones con carácter positivo para la consecución de aquello que deseamos, sirven como estrategia para guiar nuestro compartimiento antes, durante y después de aquella situación percibida como amenazante. Debemos ser conscientes que cuando nos exponemos a una situación temida, es muy probable que el diálogo interno, es decir, nuestros pensamientos, tengan carácter negativo, y estos no nos permitan hacer frente de manera adecuada a la situación. En cambio, si somos capaces de generar un diálogo más positivo, realista, lógico y potenciador de una actitud capaz de lograr lo que deseamos, muy probablemente el resultado sea positivo, consiguiendo de esta manera modificar el comportamiento de la persona.
Debemos saber que según la situación que la persona deba afrontar, ante las más sencillas las autoinstrucciones no serán tan necesarias pues el sujeto presenta mayores recursos y siente más seguridad a la hora de conseguir sus objetivos, estando su respuesta en la mayoría de los casos automatizada. En cambio, cuanto más compleja sea la situación, mayor será el control que debemos ejercer sobre nuestro lenguaje interno, porque es aquí donde nuestros pensamientos catastrofistas o unas autoverbalizaciones inadecuadas nos harán fracasar. Por este motivo, es en ese momento, donde debemos activar todas las autoinstrucciones adecuadas para conseguir los objetivos deseados.
Es importante ante situaciones trascendentes, difíciles de gestionar o aquellas que nos generan temor, que desarrollemos un listado con autoinstrucciones específicas para que, llegado el momento, nos ayuden a gestionar de manera positiva la situación.
A modo de ejemplo, imaginemos que mañana tuvieses que realizar una exposición ante cien personas y sabes de antemano las emociones negativas que este acto te generarán, así como la posible ansiedad o angustia que podrías sufrir. Pues ante esta situación puedes preparar un listado similar al que exponemos en líneas posteriores para conseguir un manejo más correcto de la situación, ayudándote a controlar el lenguaje interno negativo y modificándolo por uno más adecuado que aumente tu eficacia en la ocasión expuesta. Así mismo, puedes escribirlas en unas tarjetas y colocarlas en un lugar visible para ti de tal manera que vayas interiorizando la información que hay en las mismas, e incluso llevarlas contigo para leerlas antes del acto, o durante el mismo, si fuera necesario.
Autoinstrucciones contra el miedo
A continuación definimos algunas autoinstrucciones que te podrían ser útiles, siempre recordando que las mismas serán mensajes que te ayudarán a guiar tu actuación:
¡Puedo hacerlo!- No voy a perder el control
- ¡Lo conseguiré!
- Aunque me pusiera nervioso, no sería tan terrible
- Piensa en lo que vas a hacer/decir, no pienses en ti
- Piensa en lo que quieres conseguir
- No necesitas demostrar nada a nadie
- Mantén la calma
- Tengo que confiar en mí
- Cuánto más practique más fácil será
- Todo irá bien
- Tranquilo, saldrá bien
- Busca las cosas positivas
- No hay motivos por los que preocuparse
- Relájate para que puedas buscar soluciones
- Sé que tengo las herramientas suficientes para solucionar esto
- Todo pasará
Las autoinstrucciones serán válidas para ti antes y durante la exposición. Recuerda que te ayudarán a saber qué hacer y que sentir en cada instante. Así mismo, es importante que tras el acto seas capaz de reforzar y elogiar aquello que has conseguido. Tener claro qué es lo que tienes que hacer y cómo lo tienes que hacer, te permitirá ir orientando tu actividad hacia el objetivo que deseas, ser más eficaz y centrar tus autoverbalizaciones en la capacidad que dispones para lograrlo.
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