DEPRESIÓN Y BAJO DESEO SEXUAL

El deseo sexual – factores que pueden afectar

El apetito sexual puede verse afectado por distintos factores que, por norma general, responden a causas médicas o bien a factores psicosociales. Los estados de depresión, los problemas de pareja o la falta de motivación son solo algunas de las causas que podrán tener repercusión en el interés de la persona a la hora de realizar el coito o cualquier otra conducta de carácter sexual.

Es muy frecuente encontrarnos medicamentos que tratan distintas enfermedades y que conllevan efectos secundarios. Por ejemplo, cabe destacar que entre los efectos secundarios de los antidepresivos se encuentra la pérdida del interés sexual o libido, así como la disfunción eréctil y la dificultad para alcanzar el orgasmo. Así mismo, el insomnio, la fatiga o el cansancio continuo, la irritabilidad, etc. potenciarán aún más ese bajo deseo sexual.

Aunque la prevalencia de la depresión es mayor en mujeres que en hombres, con respecto a las consecuencias sobre los efectos en la sexualidad, en el hombre existe la posibilidad de que sean mayores pues se puede llegar a padecer disfunción eréctil. Esta, difícilmente tendrá solución si no se hace un cambio de fármaco o algún ajuste en la medicación de su tratamiento, hecho que no siempre es posible. Común para ambos géneros sería el bajo deseo o apetito sexual o su pérdida, y específicamente para las mujeres, la sequedad vaginal.

Bajo deseo sexual – factores biológicos o psicológicos

A pesar del conocimiento que se tiene con respecto a los efectos secundarios existentes, por norma general se considera causante del bajo deseo sexual más a los factores psicológicos que a los biológicos. Los problemas de excitación, las preocupaciones excesivas diarias, problemas de pareja, tristeza, angustia, ansiedad, dolores de distinto índole, disfunciones sexuales, baja autoestima, etc. son solo algunos de los estados emocionales que pueden llevar a que una persona muestre bajo o nulo interés por cualquier conducta sexual.

Los inhibidores de la serotonina, que son la gran mayoría de los antidepresivos recetados hoy en día, generan menos efectos secundarios que los antidepresivos de generación anterior y otros actuales, pero sin duda, es una realidad la disminución de la libido que generan.

Desde la terapia cognitivo conductual se intentan abarcar todas las áreas que se ven afectadas producto de la depresión. Para ello, y en primer lugar, es importante trabajar toda la sintomatología negativa existente en la persona para conseguir que suba su estado de ánimo y modificar su visión catastrófica y negativa de las circunstancias. Con respecto a la sexualidad, es importante saber si la falta de deseo se produce a raíz de la toma de medicación o si esta ya existía con anterioridad, pues la intervención sería distinta según el caso.

Finalmente concluimos diciendo que son diversos los tratamientos que se pueden realizar para recuperar el deseo sexual perdido. En el caso de que exista la posibilidad de cambio de medicación será la primera vía a escoger pero si esta no es viable, la terapia psicológica puede ayudar al paciente a solventar su problema.