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LA VIOLENCIA EN EL FÚTBOL

violencia en el futbol

No cabe duda que el fútbol es uno de los deportes con más seguidores en el mundo, y en España la dedicación a las noticias relacionadas con ello, tanto en radio y telediarios como en periódicos, se hace notable.

agresividad y violencia en el campoA pesar de que este deporte tiene a un gran número de adeptos que acuden a los campos a ver a sus jugadores y a disfrutar del juego, nos hemos encontrado en muchas ocasiones, tanto dentro como fuera del campo, situaciones de violencia que empañan de manera drástica el sentido de lo que cualquier deporte, y más uno de equipo, desea transmitir.

Noticias como la muerte de un aficionado del Deportivo de La Coruña, encontrado en el río Manzanares (Madrid) hace unos días con traumatismo craneoencefálico, hipotermia y en parada cardiorrespiratoria, a causa de la reyerta entre el Frente Atlético y Riazor Blues, nos dejan a todos perplejos, y más al saber que este aficionado estaba casado y tenía 2 hijos pequeños. Es difícil de comprender porqué sigue sin erradicarse la violencia entre aficionados dentro y fuera del campo.

Tal es la agresividad de los miembros pertenecientes a estos grupos, la rabia hacia los contrarios y la violencia extrema que despliegan, que cuesta entender que a día de hoy uno no pueda tener la libertad de poder elegir a qué equipo seguir sin tener miedo a estar cerca de algún fanático de estos.

Pero por desgracia este no es un hecho aislado y sí un patrón común que se ha ido desarrollando en el fútbol con el tiempo. Este tipo de actitud se suele desarrollar desde edades tempranas. La violencia en el fútbol se origina en la propia sociedad y su comportamiento; una sociedad que se expresa en las gradas con frustración, enfados y agresividad que acumulan en su vida cotidiana y que en ningún otro espacio público se permite, pues con toda lógica correrían peligro de ser expulsados del recinto.

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La práctica del fútbol comienza a edades muy tempranas y es en esos partidos de fútbol de niños no mayores de 5 años donde surge el germen de la agresividad, del odio y de la frustración que no tiene otro fin que defender unos colores, un club o simplemente apoyar o insultar en el peor de los casos a un jugador o incluso al árbitro. Esa competitividad llevada tanto dentro como fuera del campo, mezclada con una actitud de falta de respeto entre miembros de distintos clubes, hacia árbitros y entre ellos mismos, es un fiel reflejo de como actúan algunos aficionados de este deporte y que incluso son, aunque nos cueste creerlo, padres de los jugadores y directivos de los clubes. Ellos serán por desgracia el espejo en el que los niños se mirarán en el futuro para crear y copiar su propia conducta, por lo que este tipo de comportamientos deben ser cortados de raíz.

Para conseguirlo deben sentarse unas bases sobre principios éticos y de conducta que en caso de incumplirse conlleven una sanción o la total suspensión de la práctica de éste deporte, ya sea a los jugadores o bien a través de la prohibición de entrada a los campos de fútbol a aquellos aficionados que llegan a estos extremos.

ira y agresividad en el futbolSiempre me ha resultado impactante la famosa frase sobre dos de los deportes más físicos jamás conocidos como son el rugby y el fútbol y que reza “El fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”. La cultura que rodea en la actualidad la práctica del fútbol es bastante irresponsable, como he tratado de reflejar en éste artículo. Pero en el rugby, al contrario que en el fútbol, la violencia, la fuerza física y las conductas irresponsables dentro del campo no tienen ninguna trascendencia por norma general fuera de los estadios.

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El rugby ha sido un ejemplo de juego jugado por caballeros que sirvió de ejemplo para unir a un pueblo tan diezmado por el odio racial como el sudafricano (Invictus, 2009). Sin embargo, por desgracia el fútbol hoy en día sirve de hilo conductor de reyertas entre clubes, racismo, política y sobre todo es un reflejo deleznable del mal comportamiento y la falta de respeto entre algunos de los miembros que lo conforman, siendo el fútbol un deporte magnífico para todos aquellos que lo disfrutan con pasión y no por ello dejan de ser respetuosos y pacíficos.

Pero desde los estamentos más altos de éste deporte es hora de formar parte de la solución. La FIFA o las propias autoridades al mismo nivel de cada país, y en nuestro caso RFEF, deben establecer normas, bases, principios y códigos de conducta para que a largo plazo se cree una cultura ejemplar que las futuras generaciones copien y posteriormente enseñen a las siguientes.

No nos cabe duda que la violencia, al igual que la agresividad, pueden erradicarse en su mayoría o en su totalidad si todos nosotros (clubes, deportistas, padres, etc.) condenamos estas actitudes y conductas negativas que, aunque producto de una minoría, generan gran daño y tienen grandes repercusiones en nuestra sociedad y en el espíritu que el deporte intenta enseñarnos desde hace años.


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