La afectividad es una necesidad básica para el ser humano. Necesitamos relacionarnos y transmitir ese afecto por distintas vías o formas.
Cada relación de pareja es única y singular, y cada una de ellas puede comenzar por distintas razones. Son múltiples los motivos por los que las personas podemos decidir unirnos en pareja.
En ocasiones, la admiración que sentimos hacia alguien, el cariño, las similitudes que encontramos en el otro, un posible proyecto común, la ilusión por formar una familia, etc., nos llevan a tomar la decisión de compartir algo más que una amistad.
Sea por la razón que sea, cuando iniciamos una relación todo parece indicar que todas esas proyecciones comunes se cumplirán, confiamos, sentimos e iniciamos un camino en común. Nos dejamos llevar por la felicidad e ilusión inmensa que sentimos.
Pero con el paso del tiempo, son muchas las relaciones de pareja que comienzan a transformarse. El sentimiento de amor comienza a cambiar, los proyectos parecen no coincidir y comienzan los reproches, quejas, celos, discusiones, la falta de atracción, de deseo, etc.
Algunas parejas comprenden todos estos cambios como algo justificable por el paso del tiempo; en cambio, otras demandan el deseo de volver a tener o sentir lo que en un principio poseían e intentan luchar por “salvar su relación”.
Es frecuente que las parejas utilicen sus propios métodos para intentar superar sus problemas, pero en ocasiones esto no es suficiente. Las parejas pueden entrar en una espiral de discusiones, quejas o demandas, dónde el entenderse y llegar a un punto en común parece imposible.
Pero, ¿cuáles son los problemas de pareja más comunes?
Los problemas de pareja pueden ser múltiples, y cada caso requiere un amplio análisis para su resolución.
• Los problemas que surgen por la exposición a nuevas situaciones que desconocíamos, nuevos retos y nuevas dificultades.
• Problemas relacionados con la convivencia, con la familia de la pareja, el embarazo, los hijos, la educación dada a ellos.
• La falta de comunicación o comunicación negativa, hace difícil la resolución de conflictos.
• La rutina, no generando nuevas ilusiones que acaban por desembocar en una vida rutinaria de pareja.
• Insatisfacción sexual, disminución del deseo, posibles disfunciones sexuales.
• Faltas de respeto, discusiones, quejas, reproches, resentimiento
• Problemas económicos
• Problemas con la familia del cónyuge
• Infidelidad
• Celos
En consulta es bastante frecuente encontrarnos frente a parejas que han intentado por todos los medios recuperar una relación entre ellos óptima. Cuando las parejas suelen acudir al psicólogo, la relación está bastante deteriorada y buscan su “última opción”. Acudir a contar los problemas maritales al psicólogo, no resulta sencillo o cómodo para los mismos. Los requisitos más importantes a tener en cuenta para poder superar los problemas de pareja son: determinar si el amor aún sigue existiendo, así como la atracción sexual y finalmente la intención de los miembros de trabajar entre ellos y con el psicólogo.
Si es así, el psicólogo podrá comenzar una terapia de pareja, aportando herramientas y entrenamientos adecuados que ayuden a conseguir el éxito de la terapia.
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