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¿QUÉ HACER PARA QUE MI HIJO COMA?

mi hijo no come

Enseñar a comer a nuestros hijos

Son muchas las consultas que pediatras y psicólogos atienden con aspectos relacionados al mal comportamiento de los niños/as ante la comida. La comida es uno de los temas que más preocupa a los padres con respecto a sus hijos, y en ocasiones esa preocupación es tal que se convierte en obsesión.

mi hijo/hija no come bienAl igual que educamos en otros aspectos como la higiene, el orden, los estudios, las obligaciones, etc., enseñar a comer es una conducta más que debe ser educada y transmitida a nuestros hijos.

Para muchos padres y abuelos la hora de la comida se convierte en un verdadero acontecimiento de estrés y ansiedad, donde el único objetivo es que el niño/a se alimente cueste lo que cueste y haya que hacer lo que haya que hacer.

Distraerles con juguetes, ponerles dibujos animados así como cualquier otra peripecia que se les ocurra mientras que a escondidas le introducen una cucharada de puré, son algunas de las estrategias utilizadas para cumplir el objetivo.

A continuación ofrecemos algunos consejos sobre cómo se debe implantar este hábito en el menor, pues con frecuencia encontramos que los padres llevan a cabo conductas incompatibles para conseguir instaurar el hábito de alimentarse.

Consejos que facilitarán el aprendizaje de la conducta comer

1. El momento de la comida debe ser un acontecimiento agradable y tranquilo donde todos los comensales disfruten con normalidad de los alimentos y charlen distendidamente sobre distintos temas. Hacer al menor y a su conducta alimentaria el centro de atención es un error que se comete con demasiada frecuencia. El niño/a acapara toda la atención, y los padres acaban comiendo poco, mal y rápido, discutiendo y hablando continuamente sobre si come o no come. Debemos transmitir e instaurar el hábito como algo normal y necesario y no como el momento donde el menor recibirá toda nuestra atención disturbando nuestro momento, y constituyendo una fuente de conflictos y discusiones diarias.

2. Intentar en la medida de lo posible comer todos los días a una hora similar, de manera que se establezca una rutina clara que favorezca la consolidación del hábito. Así mismo crear la costumbre de avisar que se acerca la hora de comer y lo que hay que hacer, tal como lavarse las manos, ayudar a poner la mesa, sentarse y recoger.

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3. Se debe sentar todo el mundo en la mesa de la cocina o en el comedor, sin televisión ni otras distracciones que dificulten al menor centrarse en la comida y en el momento destinado a ello. Comer viendo la televisión o jugando no hará más que atraerles hacia la diversión que eso les genera y no hacia los alimentos. Además el niño/a debe aprender que al igual que hay un momento para acostarse, otro para la hora del baño, otro para ir al colegio así como para jugar, también existe el momento de la comida, donde lo que procede es comer y no hacer otras actividades.

4. Evitar hablar sobre la comida y no criticarle si come lento o no come. Evitar observarle, y charlar distendidamente sobre otros aspectos no relacionados con la comida. Muchos niños utilizan este momento para llamar la atención de sus padres, por ello es importante tenerlo en cuenta para no prestar atención a este tipo de conductas.

5. Ofrecer la misma comida que a los demás. No debemos hacer comidas especiales para el menor salvo prescripción médica. Si finalmente decide no comer lo que hay en su plato, lo retiraremos tranquilamente y no le compensaremos con ningún otro alimento, chuchería, etc. que le pueda gustar más. Así mismo deberá esperar a la siguiente comida para volver a comer.

6. Evitar darle, especialmente antes de las comidas, bollerías, chucherías o cualquier alimento alto en azúcares, pues se saciará y disminuirá el apetito del niño/a.

7. Enseñar al menor, a la edad apropiada, a comer solo. Muchos padres alimentan a sus hijos/as con la única finalidad de observar que comen o para acabar más rápido. Evitar en la medida de lo posible este acto, pues de lo contrario, no se favorece al desarrollo ni asentamiento del hábito ni el de su autonomía.
enseñar a mi hijo a comer bien

8. Implicar al niño/a con la comida, el momento y los preparativos que conlleva. Podemos pedirles ayuda para que coloquen la mesa, su plato, su vaso, o que nos ayude a hacer unos sándwiches, galletas, etc. La finalidad es que no perciban el alimentarse como algo obligatorio y negativo que genera un mal ambiente, ya que lo que buscamos es crear un “ritual” ameno y agradable para que establezca una relación positiva con los alimentos.

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9. Evitar (padres, abuelos o con cualquier familiar u amigo) discutir delante del niño/a en referencia a este tema de la comida. El objetivo es quitar importancia y no hacer de este tema algo obsesivo.

Finalmente debemos comentar que son muchos los padres que conocen pautas similares a las anteriormente expuestas, pero que a pesar de ello, deciden utilizar sus propias estrategias pues consideran que por lo menos de esa manera el menor come algo. Esta idea, muy frecuente entre muchos, es un gran error que solo lleva a crear un mal hábito difícil de cambiar.

Es necesario saber que la utilización de cualquier técnica para cambiar la conducta de un niño/a llevará tiempo, mucha paciencia y que es muy probable que durante un cierto periodo esta se vuelva aún más radical que a la que nos tenía acostumbrado. No pasa nada, todo ello es normal. Lo correcto es seguir con las pautas marcadas, con seguridad y sin sentir pena o debilidad al ver que no ha comido durante horas. Salvo justificación médica en contra, sabemos que el hambre es una conducta fisiológica que tarde o temprano aparecerá y es por ello que debemos esperar y no caer en la tentación de utilizar recursos que solo nos llevarán a dar pasos hacia atrás, razón por la que muchos padres fracasan.

Repetir día a día las mismas pautas, sin ser manipulados por los actos del menor así como demostrar seguridad y confianza en aquello que estamos haciendo, irá desbancando con más fuerza las posibles conductas negativas del niño/a. La paciencia, la persistencia, mantener la calma, repetir cada día las mismas palabras y actos, demostrando que ya no nos importa ni obsesiona lo que coma o no, serán las claves de nuestro éxito.


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