El refrán popular que asegura que “no se sabe si vino antes el huevo o la gallina” se aplica muy bien en los casos de ansiedad en adultos. Si bien es cierto que la ansiedad es multifactorial y que, en muchos casos, la predisposición genética y el entorno juegan un papel muy relevante en que padezcamos de trastorno de ansiedad generalizada, lo cierto es que puede que nos estemos boicoteando diariamente sin ni siquiera darnos cuenta con una serie de malos hábitos que creemos que nos calman (y que solo son contraproducentes). Veamos.
Las personas con ansiedad deberían abandonar PARA SIEMPRE estos hábitos
- Too much sugar: El azúcar está en el mundo occidental tan presente que ni sabemos que diariamente tomamos varias cucharadas de más sin darnos cuenta. La ansiedad, por su parte, es el caldo de cultivo perfecto para que recurramos a los alimentos más azucarados o con niveles de azúcares simples más altos. Y es que cuando sentimos ansiedad de una manera generalizada, nos sentimos cansados, ¿Cierto? Nuestro organismo nos pide entonces energía y, ¿De dónde se saca la energía rápidamente? ¡Azúcar! El efecto perverso que provoca es que genera más ansiedad y su ausencia es el motivo de ese mal humor y de esa falta de energía constante pero seguimos recurriendo a él igualmente porque si no estamos demasiado cansados. Este círculo vicioso está implicado en trastornos como la obesidad y la ansiedad tiene un papel muy relevante en todo esto.
- Café: Que lo haga mucha gente no quiere decir que sea saludable y el café no es (ni de lejos) un bebida sin consecuencias. El café y la ansiedad van tan unidas que incluso una persona que no muestra un cuadro de ansiedad preexistente terminará padeciéndola. En su lugar, se puede tomar descafeinado o té Rooibos, jengibre y otras infusiones sin cafeína.
- La ansiedad es un síntoma: En muchas ocasiones, la ansiedad generalizada se tiene más por una enfermedad pero se trata de una reacción desorbitada del organismo ante lo que nuestro cerebro percibe como una amenaza. La reeducación de nuestra mente es imprescindible para acabar con la ansiedad así como llegar a la verdadera raíz del problema y atajarla. Determinadas situaciones funcionan como ansiógenos (una relación de pareja en crisis, incapacidad para atajar los problemas de uno en uno o insatisfacción en el trabajo). La terapia puede ser una buena manera de saber el por qué de tu ansiedad y acabar con ella en combinación con un tratamiento farmacológico.
- Sedentarismo: El ser humano tiene una cantidad de energía determinada y, si tenemos en cuenta la cantidad de calorías extra que ingerimos al día, podemos ser conscientes fácilmente de la importancia que tiene que gastemos toda esa energía. Recientemente, se publicó en “Nature” un interesante artículo que afirmaba que el ser humano tenía el cuerpo idóneo para realizar carreras de fondo. Y es que necesitamos quemar energía y, si no lo hacemos, ese exceso de energía puede fácilmente convertirse en mayores niveles de ansiedad.
- Polarizar sus pensamientos: O algo es bueno o es malo. O soy una persona digna de amor o no lo soy. Los pensamientos dicotómicos están presentes en prácticamente todos los trastornos emocionales que se conocen. En el caso de las personas con ansiedad, estos pensamientos suelen ser principalmente negativos y boicoteadores del individuo. No tienen ningún propósito por lo que desecharlos es la única manera de evitar que se repitan. Curiosamente cuanto menos se atiende a estos pensamientos en bucle más posibilidades hay de que se abandone el patrón de ansiedad. De hecho, las técnicas enfocadas en relativizar y simplificar las emociones complejas es una de las principales tareas de la psicología cognitivo conductual en los cuadros de ansiedad.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)