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¿CÓMO AFECTA UN DIVORCIO A LOS HIJOS?

Cómo afecta el divorcio en los hijos

divorcio e hijosSon muchas las razones por las cuáles una pareja puede llegar a la conclusión de que separarse es la mejor decisión que pueden adoptar en su relación pero, a su vez, que existen razones por las que no deberían llevarlo a cabo. La pérdida del poder adquisitivo, cambios de domicilio, el nivel social que disfrutan, etc., son solo algunos de los factores que se evalúan para dar este paso. Pero existe uno más que sin duda alguna para muchos es el más importante: los hijos.

Los hijos representan para muchas parejas que la decisión de separarse o divorciarse se convierta en una determinación difícil de ejecutar. A pesar de ello las cifras de divorcios, no solo en España sino en todo el mundo, son altas y por ello es un tema importante para abordar.

Una de las mayores preocupaciones que se generan en los adultos ante su posible separación es el hecho de cómo ello va a afectar a sus hijos. Sin duda alguna, cualquier separación conlleva cambios no solo para los adultos, sino también para los hijos, quienes de una manera u otra sufrirán las consecuencias de esta decisión. Además, las reacciones emocionales que se desencadenen motivadas por esta situación dependerán de un gran número de factores, siendo los más importantes las propias habilidades del niño para enfrentarse a la nueva situación, así como el modo de proceder de los padres.

Algunos factores que afectan al niño por la separación de los padres

Recordar que son muchas las variables que pueden afectar a un niño a la hora de expresar su dolor. Teniendo en cuenta esto, a continuación describiremos algunos de los muchos factores que pueden influir en el niño, pudiendo éstos agravar o atenuar la respuesta emocional del menor.

  • Personalidad de los padres
  • Relación del niño con cada uno de sus padres
  • Modo de proceder de los padres durante el divorcio y la relación que resulta del mismo entre ambos
  • Tiempo que comparten los padres con el menor
  • Cambios en la vida del menor (económicos, colegio, amigos, etc.)
  • El que el niño sienta que sus necesidades estén cubiertas (físicas, emocionales, etc.)
  • Estados psicológicos negativos como consecuencia del divorcio, por ejemplo padecer depresión por parte de alguno de los miembros.
  • Si existe o no una convivencia forzada con alguno de los padres
  • Introducción de nuevas parejas
  • La edad del niño
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Reacciones del niño en función de su edad

Con respecto al último factor descrito anteriormente, la edad del niño, dependiendo de la etapa evolutiva en el que este se encuentre son distintas las reacciones que nos podemos encontrar. A modo de resumen lo desarrollamos a continuación.

  • Desde recién nacido hasta los 2-3 años, se sabe que los bebés pueden llegar a sentir las emociones que sus madres les transmiten, que son diferentes en función de las circunstancias que ellas están viviendo. Todo ello puede dar lugar a que estos lloren con mayor frecuencia o se muestren más irritables si perciben una emocionalidad negativa. El vínculo que se genera entre los niños y sus padres puede ocasionar que en un momento determinado los hijos teman la separación y como consecuencia de ello generen ansiedad, hecho que les llevará a aferrarse a uno de ellos de manera exagerada.
  • separación e hijosAproximadamente entre los 3-5 años, los niños suelen tender a sentir culpa por lo que ha sucedido, creyendo que algunas de sus conductas ha podido influir en la decisión de los padres. Así mismo pueden temer el ser abandonados o quedarse solos, y por ello sienten tristeza, y en los casos más graves ansiedad por la separación. Así mismo, pueden aparecer conductas regresivas como chuparse el dedo, volverse a hacer pipí, etc., así como rabietas para llamar la atención.

    A esta edad no siempre expresan sus emociones de forma verbal pero sí se pueden observar a través del juego. Con los juegos se les puede ayudar a que se desahoguen y también leyéndoles libros donde contemplen los diferentes tipos de familias se les ayudará a comprender lo que está sucediendo en casa y en consecuencia a sentir alivio.

  • Entre los 6-12 años, comprenden en cierta medida lo que está ocurriendo en su familia y, a pesar de no saber cómo gestionar ese dolor, tienden a realizar actos o verbalizar su deseo de que la pareja vuelva a estar junta. A esta edad disponen de mayores recursos para expresarse a nivel verbal, por ello es un medio utilizado para exteriorizar sus sentimientos. En esta etapa los padres son el centro de la vida de los niños, además es un momento donde ellos aprenden del modelo que sus padres les ofrecen, de ahí la importancia de los actos que llevan a cabo los adultos, pues estos tenderán a repetirse.

    En ocasiones los niños recriminan el por qué de la situación a sus padres, y realizan conductas manipulativas hacia alguno de ellos con el fin de conseguir algún objetivo. En torno a los 9-12 años, los niños que reciben normas incoherentes por ambos progenitores, o donde ellos observan que los adultos no cumplen con lo que ordenan, suele terminar desarrollando sentimientos de ansiedad, culpa, dudas, etc.

  • En la época de la adolescencia, las respuestas emocionales más comunes suelen ser el miedo, la tristeza, la culpa, el sentimiento de soledad, etc. Los padres deben mantener una actitud vigilante hacia el consumo de alcohol o drogas, pues puede ser una conducta de riesgo.
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A modo de conclusión, decir que un divorcio no siempre implica sufrimiento en los menores. El modo de proceder de los padres debe ser un ejemplo en el cuál lo más importante es proteger a los hijos y evitar el sufrimiento de estos, de tal manera que todo lo que hagan sean actos coherentes y no manipulativos que impidan que sean los niños las víctimas y el divorcio acarree beneficios no solo para los adultos, sino también para ellos.

Evitar involucrarlos en las batallas legales de los adultos, así como realizar repetitivas críticas del otro progenitor, no hará más que aflorar sintomatología negativa de difícil manejo para todos. Es “obligatorio” que los padres sepan diferenciar y desvincular sus problemas de adultos y centren en sus hijos la atención de sus necesidades, a pesar de las complicaciones del momento.

Aportarles seguridad, no solo física sino también emocional, les ayudará a entender mejor las circunstancias de la etapa en la que se encuentran y podrán asimilar los cambios con mayor facilidad y adaptarse a ellos.


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