La depresión es un trastorno conocido por todos y que, sin embargo, continúa generando confusión entre quienes nunca lo han padecido. ¿Tan mal están quienes lo viven que no pueden ni levantarse de la cama? ¿Por qué no tienen la voluntad adecuada para hacerlo? Muchas son las cuestiones que surgen en estos casos y lo que queremos hacer es justamente esclarecer algunos de los mitos más extendidos con respecto a la población. Si bien la voluntad es una virtud humana, los procesos químicos que tienen lugar durante una depresión no son moldeables por esa voluntad todopoderosa de la que muchos hablan.
La depresión es cosa de la edad adulta
La depresión afecta a cualquier grupo de edad y, de hecho, en las últimas décadas se ha incrementado esta situación en miles de jóvenes debido a la ausencia de expectativas en la cultura actual. La melancolía o el mal humor no son solo atributos de la “edad del pavo” sino que pueden estar mostrando una cara mucho más atroz de la que cualquiera podría imaginar.
Las que más se deprimen son las mujeres
Sí que es cierto que hay más consultas médicas ligadas a la depresión entre las mujeres que entre los hombres pero, ¿Hasta qué punto este es un indicador de que ellas la sufren más? ¿No puede ser, quizás, que las mujeres saben conectar antes con sus emociones y la detectan más rápidamente? ¿No es posible que en el mundo masculino esté mal visto asumir que se está deprimido? La depresión no diagnosticada vence a la diagnosticada. De hecho, los gabinetes psicológicos estarían repletos de personas de ambos sexos si la depresión tuviera la misma cobertura sanitaria que una gripe.
La depresión no depende de la situación objetiva de la persona
Hay quién cree que la depresión tiene que estar condicionada por un tipo de circunstancias; muerte de seres queridos, situación laboral precaria…etc. Lo cierto es que la depresión no necesita causa y eso es el gran inconveniente. Es un trastorno que no tiene por qué estar vinculado a una acumulación de situaciones traumáticas. De hecho, es un estilo de vida en sí mismo el que, poco a poco, va calando en la persona.
Es todo una cuestión de voluntad
La voluntad humana solo funciona si la química del cerebro no entra en escena. Por mucho que existan cuestiones ligadas al carácter psicosomático (autoinducido) de las mismas, no es el caso de la depresión. De hecho, se ha hecho evidente en diversos estudios que la química del cerebro y las conexiones sinápticas se modifican en individuos con depresión a largo plazo.
La depresión no es cosa de débiles
Hay tantos personajes históricos emblemáticos que la padecieron que es imposible que exista aún esta creencia. Pero sí que existe. Se cree que quién cae en una depresión es más débil, más endeble que quién no (lo comunica). Lo cierto es que al no asumir una situación es más posible que empeore o que el trastorno se convierta en crónico.
El tratamiento medicamentoso es peor que el trastorno depresivo
Es cierto que los medicamentos que se emplean para frenar los procesos depresivos pueden ser agresivos pero en correctas dosis y combinadas con el tratamiento psicológico y el seguimiento adecuados no tienen por qué ocasionar ninguna adición ulterior. Ese temor es el que emplean millones de personas afectadas por una depresión para negarse a realizar el tratamiento.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)