A lo largo de nuestra vida son muchas las situaciones a las que debemos enfrentarnos, las cuales, en ocasiones, bien por falta de recursos para afrontarlas o por otras múltiples causas, generan en nosotros una herida cuyo dolor seguirá manifestándose en el futuro.
En la época adulta esta herida parece volverse a abrir y hace su aparición en distintas situaciones del día a día, generalmente enmascarándose en forma de miedos, lo que conlleva que tanto la forma de actuar frente al mundo como la manera de encarar las distintas circunstancias de la vida estén marcadas por ello.
Un miedo frecuente en muchas personas es el temor a ser rechazados. En algunos casos este temor se refiere a los seres queridos más cercanos, en otros, el sujeto no diferencia entre aquellos con los que tiene más apego y a los desconocidos. El miedo al rechazo se manifiesta ante todos sin distinción.
El tener un concepto negativo sobre uno mismo, frecuentemente construido como producto de críticas o burlas de los otros o por poseer algún defecto físico, termina en ocasiones generando en la persona una baja confianza que hace que su estado emocional dependa continuamente de la opinión de los otros y en ningún caso de sí mismo.
CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS CON MIEDO AL RECHAZO
- No manifiestan ni su opinión ni sus intereses, especialmente si estas difieren de la de los demás.
- Muestran mucha ansiedad ante la opinión ajena.
- Carecen de habilidades para abandonar situaciones poco placenteras.
- Pueden parecer estar incómodos ante una situación pero no lo reconocen (pasivo-agresivo), de tal manera que esa insatisfacción, rabia o frustración lo mostrarán en privado, pero nunca ante los otros.
- Son personas que ofrecen la cara que consideran que cada uno quiere ver, por ello nunca son auténticos.
- Tienen dificultades para poder llegar a expresar quiénes son y comprender y entender sus propias necesidades, lo que les agrada y lo que no les gusta.
- Dificultad para mostrarse tal y como son, lo que provoca que muestren comportamientos poco naturales o sencillamente aparentar estar ausentes, con dificultad para aportar algo a la situación vivida.
- Generan muchos pensamientos obsesivos sobre cómo deben actuar o comportarse ante los demás, de tal manera que pueden estar cavilando sobre ello mucho tiempo.
- Están siempre pendientes de la aprobación o el reconocimiento de los demás para lograr sentirse bien consigo mismos.
- Siempre permiten que los otros tengan un mayor poder sobre las decisiones incluso cuando solo incumben a su persona, preguntando y averiguando de esta manera como lo harían para finalmente “copiar” sus actuaciones.
MIEDO AL RECHAZO, QUÉ HACER PARA SUPERARLO
- Debes trabajar en primer lugar tu autoestima:
¿Por qué te quieres tan poco?
¿Por qué es más válida la opinión del otro antes que la tuya?
Las personas que tienen una autoestima elevada no permiten que los demás decidan por ellos. Pueden cuestionar libremente lo que los otros piensan, pero siempre concluyen y toman la decisión bajo su propio juicio. Esto no quiere decir que, en cierta medida, a todos nos pueda importar la opinión de los demás, pero desde luego no son ellos los que deben marcar el camino de tu vida. - Aprender a trabajar y desarrollar tu asertividad. Defender los derechos, las necesidades y las ideas propias es un factor no solo fundamental sino necesario para el desarrollo de la personalidad de cada uno. Comprender y entender lo que necesitas en cada momento y poder transmitirlo a los otros, no solo te permitirá sentirse más satisfecho contigo mismo sino que además ayudará a mantener relaciones más honestas, pues al fin y al cabo, serás capaz de mostrarle quien eres.
- Identifica y trabaja tus pensamientos negativos sobre aquello a lo que temes, y una vez que lo hayas identificado, genera otros pensamientos que sean más positivos y adaptativos a los que tienes actualmente, lo que te ayudará a exponerte ante ellos. Es frecuente que la gran mayoría de pensamientos que desarrolles con respecto al tema estén distorsionados y cargados de negatividad, por lo que deberás generar otros alternativos que te empujen y dispongan a la superación del miedo.
- Aprende a diferenciar cuando una situación puede ser un rechazo a tu persona y cuando simplemente es un rechazo a una opinión o circunstancia, ya que existe una gran diferencia. Acepta que en algún caso podemos llegar a ser rechazados y que este hecho no implica gravedad alguna. Cada uno somos libres de juzgar al otro y decidir con quién estar, pero ello no hace al rechazado ni mejor ni peor persona.
El miedo al rechazo es un miedo muy frecuente que aparece desde edades muy tempranas y puede seguir manifestándose en la edad adulta. Trabajar para exponerse a aquello que tememos nos hace más libres, pues nos permite decidir qué camino escoger y defender lo que deseamos o que simplemente consideramos mejor para nuestra persona.