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HABLAR EN PÚBLICO, CÓMO CAPTAR LA ATENCIÓN DE NUESTROS OYENTES

hablar en publico

Dificultades a la hora de hablar en público

Son muchas las personas que tienen dificultad a la hora de hablar en público. En ocasiones, a pesar de dominar el tema o ser incluso expertos en la materia, muchos de ellos se ponen nerviosos y no consiguen que el mensaje llegue con toda la claridad que les gustaría.

En algún momento de nuestras vidas, muchos hemos expuesto un tema en público, en otros casos hemos sido nosotros los oyentes en alguna ponencia o reunión.

Si nos fijamos, es bastante frecuente el hablar en público, no tenemos por qué reducirlo a un ámbito como pudieran ser congresos, reuniones o grandes discursos expuestos por expertos. Desde muy pequeños nos enfrentamos a hablar en público, en ocasiones con personas de confianza y en otras con extraños. Sea como sea es algo común en nuestra sociedad, y nuestra capacidad para transmitir aquello que deseamos nos aportará unos beneficios u otros.

¿Por qué una gran parte de las personas no se siente cómoda o segura a la hora de hablar en público?

Cuando somos oyentes deseamos que el ponente capte nuestra atención y que su discurso sea entretenido, a la vez queremos que nos aporte algún aprendizaje que nos haga obtener mayores conocimientos sobre el tema tratado. Todos deseamos que sus explicaciones no sean tan densas como para llegar a aburrirnos o, en otros casos, que nos lleve a desconectar de su discurso.

temor a hablar en publicoAsí mismo, eso es lo que esperamos dar al público cuando el emisor se trata de nuestra propia persona. Muchos poseen talento para lograr todo lo anteriormente expuesto, pero otros carecen de estas habilidades. La cuestión es que no son recursos que se suelan enseñar, y por ello muchos no tienen confianza en sus habilidades como ponentes, lo que genera inseguridad y dudas en cuanto a lograr el éxito en su discurso.

A ninguno nos gusta sentir que las personas que nos escuchan pierden el interés por nuestra falta de recursos para captar su atención o por nuestro escaso conocimiento respecto a cómo una buena exposición debe ser realizada. Buscamos el entusiasmo, la aceptación y la aprobación del público, y si no lo conseguimos lo consideraremos un “fracaso”.

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Todos sabemos hablar, que al fin y al cabo es la transmisión de un mensaje, pero no son muchos los que disponen de recursos para comunicar de forma eficaz un mensaje.

Comunicar consiste no solo en hablar, sino en mover las emociones de nuestro público, que serán las que consigan su atracción hacia nuestras palabras y mantener su recuerdo en el tiempo. Conseguir su atención y generar su curiosidad por lo que les estamos transmitiendo serán grandes aliados para que nuestro público disfrute de nuestra ponencia.

Son muchas las personas que pueden querer comunicar un mismo tema o materia, pero no todas serán las que pueden conseguir el éxito en esa transmisión. Innovar, hacer algo distinto que atraiga y motive a nuestros oyentes, será en lo primero que debemos pensar para lograr el éxito y diferenciarnos de los demás, pues la competencia es alta.

Exponer un tema por interesante que sea de forma teórica y estructurada no suele motivar al público, pues muchos esperan algo más que pueda ofrecer la simple lectura de un libro; este es uno de los principales motivos por los que acuden a un curso, ponencia, discurso, etc.

Captar la atención de nuestro público

Como ya hemos indicado en líneas anteriores, la captación de la atención de nuestro público debe hacerse desde el inicio de la exposición, ya que esto marcará el curso de la misma.

Generalmente no atraemos al público con tecnicismos y detalles conocidos por ellos. Narrar historias, hablar de casos reales, experiencias curiosas, últimos descubrimientos o información novedosa, son recursos que aumentarán la atención de los allí presentes.

Nuestra entonación, el lenguaje no verbal, nuestro estado anímico, etc. son algunos de los muchos factores que influyen en la atracción de nuestro público.

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Si logramos captar la curiosidad del público desde ese instante, habremos conseguido un paso muy importante, y nos sentiremos con la “obligación” de que no pierdan la curiosidad en ninguna de nuestras palabras. El percibir esa atención por parte de ellos ayudará al emisor a esforzarse en mantenerla, pero si por el contrario percibimos que no hemos sido capaces de captarla, poco a poco nuestra exposición irá perdiendo fuerza.

experto comunicadorOlvidémonos de ser densos en palabras y argumentos, de dar vueltas a una misma idea, e incluso de utilizar tecnicismos que pudieran no entender y les haga perder el hilo del discurso. Expliquemos las cosas de forma sencilla, clara y directa. En ocasiones, diapositivas o fotografías sencillas que ayuden a visualizar la información puede ser un recurso útil, pero no abusemos de proyecciones densas en texto, pues perderemos la atención de nuestras palabras.

Debemos estar seguros de a quién estamos transmitiendo nuestro mensaje, en ocasiones los expertos en la materia pecan de no saber llegar al público, pues no valoran el nivel de conocimiento de los allí presentes.

Muchos ponentes están más preocupados en demostrar su valía y sus conocimientos ante el público, que en transmitir un mensaje. Muestran sofisticación en la exposición y terminan confundiendo a sus oyentes con palabras incomprensibles o teorías ininteligibles. Por muy experto que se sea en la materia, si no la sabes transmitir, habrá sido un fracaso pues no conseguiremos el objetivo pretendido.

Finalmente, según vayamos acabando nuestra exposición es importante que generemos momentos divertidos o curiosos, a través de anécdotas o de la participación del público. Es muy importante que vinculemos sus emociones a nuestro discurso, pues nuestras palabras les serán más fácil de recordar en un futuro. Las exposiciones serias, frías y cargadas de teoría suelen ser olvidadas en un periodo corto de tiempo.


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