La agresividad es una emoción, en su mayor parte aprendida, experimentada de forma subjetiva y manifestada a los demás de forma rápida, espontánea y sin reflexión previa. Generalmente aparece como reacción a alguna situación que la persona percibe como injusta. La manifestación de agresividad en una persona es la consecuencia de su propia frustración o de la interpretación de lo ocurrido como algo negativo.
La intensidad de esta emoción puede variar desde sentirse molesto a enfadado, seguido de agresividad, culminando con una emoción más intensa como la rabia o la ira.
Es necesario evaluar la intensidad y la duración del comportamiento agresivo. Cuando la ira y la agresividad se convierten en actos frecuentes o especialmente desmedidos, no pudiendo justificarse como una respuesta ante una amenaza real, es diferente a cuando uno se enfada con menor intensidad o reacciona ante una situación como defensa.
Es importante destacar que cualquier situación puede generar un comportamiento agresivo, siendo más importante que el suceso en sí mismo, la interpretación que la persona pueda realizar del mismo. Los comportamientos de los otros, así como los nuestros propios, pueden hacernos actuar de forma agresiva según la interpretación o valoración que hagamos de ellos. Un desencadenante de este tipo de comportamiento puede ser cuando se percibe mala intención en el acto del otro o se considera que una situación es injusta. Si además se carece de habilidades para manejar la situación, se percibirá la misma como algo catastrófico. La persona agresiva se cree en el derecho de exigir a los demás otro tipo de actos y termina creando una imagen muy negativa de los demás o incluso de sí mismo.
Es muy común encontrarnos que las personas agresivas tienden a atribuir las razones de sus actos negativos a los demás, siendo éstos los responsables de su comportamiento.
Formas de manifestar la agresividad
No toda la agresividad se expresa de la misma manera. A continuación exponemos distintas formas de manifestarla.
– Hay personas que aunque se reconocen agresivos, mantienen un gran control de la agresividad para no mostrarla nunca. Para ello dedican mucho tiempo a pensar sobre la situación amenazante y a generar altos grados de rencor. Esta acumulación de rencor y de todo tipo de información negativa, puede desembocar en actos agresivos futuros.
– En otras situaciones, la persona agresiva percibe que no es conveniente mostrar su conducta, aplazando su manifestación en un ambiente de mayor confianza o donde considera que puede hacerlo sin graves consecuencias.
– Existen también casos de personas que no son capaces de enfrentarse a los demás, por lo que expresan su agresividad criticándoles a sus espaldas, generando mal ambiente o, incluso, dando información a otros para que sean ellos quien lleven a cabo el enfrentamiento.
– Finalmente, el último estilo de agresividad es aquel en que se expresa de forma verbal y gestual el comportamiento agresivo, sin importar las consecuencias del mismo.
Consecuencias de la agresividad
Es importante destacar las consecuencias a corto, medio y largo plazo de este tipo de comportamientos.
– A corto plazo, la persona agresiva puede conseguir aquello que desea ya que su receptor suele actuar por miedo de forma sumisa, permitiéndole que consiga lo que desea y así evitar que el conflicto pueda ser mayor.
– A medio y largo plazo, aparecen problemas a nivel familiar, amistades, parejas e incluso a nivel laboral. Además existe una incapacidad para tomar decisiones y actuar de forma no agresiva, siendo este tipo de comportamientos repetidos en el tiempo. También se ha observado mayor riesgo a enfermedades físicas.
Entender el por qué del comportamiento agresivo, la importancia de la interpretación que cada uno realiza de las situaciones, junto con el aprendizaje de nuevas habilidades para afrontar situaciones problemáticas, son necesarias para una intervención adecuada y la futura mejora del comportamiento agresivo. El entrenamiento de habilidades para la solución de problemas, así como el entrenamiento en asertividad y en relajación, son algunos de los recursos que se busca aportar al sujeto.
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