«NO SÉ SI DEJAR A MI NOVIO»: CUÁNDO DEJAR A TU PAREJA

No te vamos a engañar. No es fácil dejar a tu pareja salvo en ciertos casos en los que ya no existe el amor o hay maltrato físico y/o psicológico de por medio (y aún así sigue siendo duro dar el paso). Y es que los cambios nos asustan. En este caso no vamos a hablar de las situaciones en las que se da un maltrato flagrante sino en las que aún hay amor o cariño pero hay fuertes dudas acerca de si tienes o no que seguir con tu relación.

Claves que indican que quizás debes dejar a tu pareja

Aunque ningún psicólogo titulado te dirá que hay trucos para acabar con una relación. Al fin y al cabo se trata de un duelo como cualquier otro y esto implica que tiene que pasar el tiempo. La decisión si que puede ser tomada o no en base a algunas claves:

Si no dejas a la persona por vuestras familias o porque estáis en la misma pandilla de amigos

Si al leerlo te ha parecido ridículo que a ti te pueda pasar no es tu caso pero te sorprendería saber la cantidad de parejas que continúan juntas por la familia o los amigos. Esto es debido a que hay personas que mantienen una relación dentro de un grupo muy homogéneo y que son conscientes de que la ruptura también implicará un cambio con respecto a las relaciones que mantienen con sus amigos o con los familiares de la otra parte.

Si no os entendéis como pareja o tenéis personalidades incompatibles

Seguramente al inicio de la relación te parecían detalles insignificantes pero a medida que avanzáis, te das cuenta de que son los verdaderos motores que mantienen o rompen una relación. ¿Qué cuestiones son estas?

• La religión y la política: cuando se trata de individuos con pensamientos marcadamente opuestos. Se puede dar que en una pareja, la ideología de uno de los dos pase al otro debido a que este último no tenía una idea formada al respecto. Pero es francamente difícil que dos personas con ideas completamente opuestas permanezcan muchos años juntos (a no ser que no se hablen, claro está).
• Hijos, tener o no tener: A menudo se dan dos escenarios posibles: o bien, quién no quiere cede por lo que tiene hijos sin quererlos y es posible que se den reproches pasados los años, o bien, el que no quiere lo manifiesta y se acaba la relación. Un tercero pero inusual escenario es aquel en el que quién quiere no los tiene pero no es muy común que se dé.

Como hemos dicho no vamos a entrar en las situaciones patológicas como es el maltrato. En esos casos está claro que hay que dejar la relación.

Si es la costumbre o el miedo a estar solo lo que mantiene la relación (a pesar del cariño)

Cometemos un error inmenso al creer que las relaciones rutinarias o marcadas por la costumbre están exentas de cariño o amor. Es muy probable que sí que existan estas facetas, pero si lo que hace que sigas con esa persona es que te resulta cómoda, puede que necesites replantearte el tipo de relación que tienes. Hay muchas personas que nos hacen sentir cómodos y, por supuesto, la comodidad también es importante en una relación de pareja. Sin embargo, puede que en este caso no tengas una relación sino un compañero de piso con el que te llevas bien.

En este caso, todo depende de tu personalidad. Se da comúnmente entre las parejas que llevan décadas que les compensa seguir con el otro porque se llevan bien y tienen complicidad aunque no existan emociones de preferencia hacia el otro.

Autora: Álex Bayorti (colaboradora de nuestro blog)