PAREJAS CELOSAS: POR QUÉ LAS CELOTIPIAS NO SON NORMALES NI INEVITABLES

“Quién bien te quiere, te hará llorar” y “Eso significa que le importas y no quiere perderte” o “los celos son naturales en una relación” son tan solo una pequeña muestra de lo impregnada que está nuestra sociedad de ese mito que es que las parejas celosas se quieren más que las que no son. Por suerte para todos nosotros, tanto mujeres como hombres, las celotipias ya no son cosa de asuntos que forman parte del tipo de relación sino que han pasado a formar parte de los muchos trastornos afectivos y emocionales que los seres humanos podemos experimentar.

En el caso de los celos se da un componente de aceptación social que los convierte en un mal que resiste con el paso del tiempo ya que se tiene la errónea idea de que si los celos están vinculados a la pasión. Ciertamente quién los haya vivido, sabrá que tener una pareja que presenta celotipias no es que los celos no estén ligados a la pasión sino que son un potente veneno para cualquier pareja. Analizamos las causas de los celos y por qué ni son normales ni inevitables en nuestra especie.

Cuando las celotipias se convirtieron en la aspiración romántica

Todos conocemos los celos y también a parejas celosas. Seguramente que las hayamos visto en acción, incluso, en nuestro grupo de amigos. Esta respuesta emocional aparece en aquellas personas que creen estar viviendo una amenaza con respecto a algo que es propio. Dicho esto, tenemos que pensar en dos conceptos; el de “amenaza” que suele generar ansiedad, inseguridad, irritabilidad y miedo; y el concepto de “propio”. ¿Existe la propiedad entre dos seres humanos?

Desgraciadamente, a lo largo de la historia la propiedad privada atrajo consigo que no solo se tuviera en propiedad un pedazo de tierra. Propio era el ganado formado por animales, las mascotas, propios eran los hijos, la mujer o los esclavos. La propiedad material traspasó fronteras y alcanzó a la propiedad de personas hasta llegar al punto de que la mujer era propiedad material del hombre.

Este concepto de que un humano le podía pertenecer a otro se fue intensificando a lo largo de los siglos hasta nuestros días pero, obviamente, ya no existe ni la esclavitud (tal como era vista antes porque esta afirmación da para otro artículo) ni unos seres humanos son propiedad de otros. Entonces, ¿Por qué siguen existiendo las celotipias? Ahí es donde entra el amor romántico.

Este amor cortés que aparece hace apenas tres siglos implica que las mujeres y los hombres se pertenecen, que conforman un “yo” completo y que son propiedad del otro, de alguna manera. A pesar de que sea ridículo el solo hecho de leerlo, nuestro imaginario colectivo como sociedad occidental aún está desaprendiendo todas esas enseñanzas aprendidas desde la más tierna infancia de que el amor nos salvará o de que cuando dos personas se quieren son una sola.

Este desaprendizaje pasa por el hecho de aceptar que somos individuos independientes y que tenemos libertad de acción. Pero, ¿Qué sucede con el subconsciente de celotipias añadidas con calzador? ¿Y de la percepción tradicional de que es una deshonra ver a nuestra pareja hablando con otra persona? Podríamos seguir dando ejemplos hasta la saciedad pero la única realidad es que los celos no son naturales y tampoco inevitables.

¿Qué es necesario para acabar con las celotipias?

Aunque los cambios deberían ser estructurales y que afectaran a la ciudadanía, a los medios de comunicación y de entretenimiento populares, podemos hacer algo como individuos para acabar con los celos en la pareja:

• Ser consciente de que los celos no están vinculados a nuestros sentimientos amorosos con respecto al otro sino a nuestra inseguridad frente a un potencial abandono.
• Tomar las riendas de nuestras emociones y entender que la otra persona es un ser independiente de nosotros, que no es nuestra propiedad, y que por tanto es libre para actuar como quiera dentro de los límites previamente establecidos en la relación (poliamoría, relación cerrada, abierta…etcétera).
• Desaprender los sentimientos de posesión asumidos durante gran parte de nuestra vida.

 

 

Autora: Álex Bayorti (colaboradora de nuestro blog)