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CÓMO CONSEGUIR QUE TUS HIJOS TE HAGAN CASO A LA PRIMERA

obediencia de los hijos

¿Porqué mi hijo no me obedece?

Es frecuente encontrarnos a padres que demandan ayuda para saber cómo conseguir que sus hijos sean obedientes, que les hagan caso a la primera. Es común que el día a día de muchas familias con niños pequeños o adolescentes, termine convirtiéndose en una odisea para conseguir que su hijo/a lleve a cabo las tareas comunes y necesarias en sus vidas.

Pongamos un ejemplo:

Imaginemos que se acerca la hora de la ducha y el niño/a se encuentra jugando, su madre lo que desea es que se bañe para después cenar y acostarlo.

hijos desobedientesMadre: «Juan apaga el PC y vete a la ducha que ya es tarde«

Juan: «ya voy…»

Madre: (pasa un rato) «Juan no te lo digo una sola vez más, ¡Vete a la ducha ya!»

Juan: «sí, sí, si es la última partida y ya voy»

Madre: (han pasado 20 minutos). «JUAN QUE TE VAYAS A LA DUCHA DE UNA VEZ, SIEMPRE TE TENGO QUE REPETIR LAS COSAS 5 VECES, ESTOY HARTA, TODOS LOS DÍAS LO MISMO, YA NO LO SOPORTO» (esta última petición se hace a gritos y con enfado).

Juan: «que pesada eres, siempre igual, no me dejas hacer nada de lo que quiero» (enfadado termina cediendo y se marcha a la ducha).

Los enfados, broncas, súplicas, amenazas y gritos se convierten en algo frecuente para conseguir determinados objetivos con sus hijos, que a priori, son hábitos que deben realizarse sin ningún tipo de conflicto, pero sin embargo, la rutina parece que no se puede crear, siendo una fuente de conflicto diario.

Generalmente los padres dicen haber probado muchas estrategias, pero la realidad para muchos padres es que al final el niño/a nunca realiza sus “deberes” a la primera. Nos gustaría aportar alguna estrategia que ayude a resolver el conflicto, pues quizás el «juego» de llamar cuatro veces al niño sea una herramienta equivocada, y explicamos a continuación el por qué.

¿Cómo consigo que mi hijo obedezca?

Siendo conscientes de que son los padres los que deben enseñar a sus hijos los valores, hábitos o en general la educación que ellos quieran transmitirles, en estas situaciones curiosamente ocurre todo lo contrario. Es el niño/a quién educa a sus padres haciéndoles saber que a la primera nunca reaccionará, y que necesitará una serie de avisos que finalicen en enfados, cabreos y gritos, para ellos obedecer. Y así es, consiguen que sus padres actúen de esta manera. Los niños/as no son capaces de valorar el desgaste que supone para sus padres esta forma de comportarse y su relación con ellos, simplemente actúan así por las ganancias que esto les supone a ellos.

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Así, debemos señalar, que son los padres los que deben enseñar cómo hacer las cosas a los niños y no éstos a los padres.

Si un niño/a entiende que hasta que surja el grito o el enfado puede no obedecer y seguir con aquello que le está entreteniendo, es poco probable que obedezca a la primera. Debe aprender que se hace caso al primer aviso y si no tendrá consecuencias. La ausencia de estas consecuencias disminuye su obediencia.

En el caso anterior, Juan va a intentar alargar su tiempo de ocio, y es aquí donde puede preferir no hacer caso al primer llamamiento de sus padres, porque es tiempo que gana para seguir haciendo su entretenimiento.

Probando nuevas técnicas…

Es importante que cuando un padre o una madre desean que se cumplan determinadas rutinas se facilite el modo de hacerlo al niño. Podríamos marcar un horario que de antemano le ayude a saber cuáles son sus obligaciones, y que no es negociable lo que representa su deber.

Puedes elaborar un horario donde esté delimitado el tiempo a emplear en cada actividad. Esto ayudará a disminuir la probabilidad de discusiones, pues el niño de antemano sabe cuál es el tiempo que puede dedicar a cada actividad. Es cierto que como cualquier nuevo hábito a aprender, en un principio, puede no ser fácil de instaurar, pero la insistencia y constancia en ello, sin vacilaciones ni negociaciones, terminará por hacerles entender esta rutina.

Como ejemplo de todo lo dicho, podríamos crear un horario de lunes a viernes, donde Juan sepa lo que va a ocurrir en su día a día tras el colegio.

obediencia niños - cuadro de tareas

Para facilitar su cumplimiento y evitar sorpresas al niño, se le puede dar avisos previos de que el tiempo de la tarea que está llevando a cabo se está acabando. De esta manera le ayudamos a que aprenda a medir el tiempo y sea capaz de adaptarse a él. Por ejemplo, sus padres a las 19:55 hs le avisan de que le quedan 5 minutos de juego. Esto hace que el niño sea consciente de que el juego está a punto de terminar y no le coja por sorpresa el final. A las 20:00 hs se acercan y le apagan, por ejemplo, la televisión indicándole que son las 20:00 hs y que como ya sabe, es la hora de la ducha.

Es probable, sobre todo al principio de implantar este nuevo hábito, que el niño/a se enfade y discuta. Los padres deben mantenerse serenos y firmes en el cumplimiento de lo previamente señalado como objetivo. En ningún momento cabe la negociación por más tiempo, o permitir que el niño siga realizando la actividad que él desea, pues daremos pie a que en otras ocasiones repita e insista para conseguir lo mismo.

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¿Por qué son importantes las consecuencias de su desobediencia?

Es importante, cuando establezcamos este horario, poner en conocimiento del niño las consecuencias a las que se enfrentan en el caso de su incumplimiento. Por ejemplo, si el niño/a monta una pataleta y decide no ir a la ducha y se hace imposible el razonamiento con él, de forma tranquila y pausada le recordaremos que si decide no cumplir con el horario pactado, al día siguiente se quedará sin su hora de juego.

hijos desobedientes, pactar normasLos ejemplos de horario y las consecuencias pueden ser múltiples. En este artículo hemos querido aportar un ejemplo, pero evidentemente esto debe ser adaptado según la problemática, edad y horarios de actividades de cada niño. Lo principal es saber que para inculcar hábitos debemos facilitar al niño toda la información sobre los mismos y las consecuencias de su incumplimiento, al igual que un adulto sabe cuál es su horario de trabajo y las consecuencias de la vulneración del mismo.

Todo esto se puede realizar pactándolo con el niño, es decir, podemos dedicar una tarde sentándonos con él, explicándole la importancia de todo lo anteriormente comentado. Podemos hacerle partícipe de cómo realizar este horario para que sea algo con lo que él se comprometa y no algo que el padre dicta sin su colaboración. Además, las consecuencias las puede ayudar a establecer él, siendo un facilitador de su cumplimiento pues él mismo las ha elegido.

A modo de resumen, en ocasiones son los niños los que terminan manejando a los padres y estos deben recuperar ese control. Para ello, son los padres los que deben emplear técnicas que faciliten el aprendizaje de sus hijos hacia los buenos hábitos. Mantenernos firmes a sus manipulaciones disminuirá la probabilidad de que empleen estrategias para conseguir sus objetivos en ocasiones futuras. Finalmente, aplicar consecuencias supone que el niño sepa que él tiene la responsabilidad de perder sus “privilegios” o mantenerlos.

Es recomendable, en la medida de lo posible, que utilicemos técnicas que premien más a nuestros hijos que las que los castigan. De esta manera aumentará su motivación a conseguir los objetivos.

Puedes ver más sobre problemas de conducta infantil en https://www.psicoadapta.es/tratamiento-problemas-conducta-infantil.php.


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