No es extraño encontrarnos con personas que sufren en sus relaciones de pareja situaciones drásticas, de agresividad o maltrato y aún así no pueden desengancharse de ellas, pues son incapaces de verse solos en la vida. También son casos conocidos los de aquellos que no son capaces de desvincularse de sus padres o familiares, o que necesitan a toda costa estar siempre rodeados de ellos por temor a «volar solos».
Es importante recordar que hay personas que muestran los rasgos que a continuación describiremos, pero no por ello padecen este trastorno ya que solo podremos hablar de trastorno de personalidad por dependencia si esos estos suponen un deterioro significativo o malestar para la persona, así como un desajuste y desadaptación significativa en sus vidas. Se debe evaluar los antecedentes y la gravedad de los síntomas antes de realizar cualquier diagnóstico.
El concepto de dependencia en sí mismo no es algo negativo, pero llevado al extremo, si puede llegar a suponer un serio problema.
Trastorno de personalidad dependiente – Características
Las personas con trastorno de personalidad dependiente se caracterizan por padecer una extrema dependencia hacia los otros, especialmente hacia aquellos que tienen un papel cercano en sus vidas. Si estas personas se alejasen o las perdiesen se sentirían terriblemente devastadas y podrían hacer cualquier cosa por conseguir que se mantuviesen a su lado.
Por ello, es frecuente que lleven a cabo comportamientos de carácter sumiso, así como someterse a situaciones negativas o dramáticas donde a pesar de estar sufriendo prefieren seguir manteniendo esa situación, pues la pérdida del otro supondría un mayor sufrimiento. De esta manera, caen en una resignación absoluta, donde erróneamente consideran que es lo único que pueden hacer. Si esta pérdida se produjese, buscarán urgentemente alguien que cubra ese vacío y les proteja.
Estos sujetos muestran una gran inseguridad y falta de confianza en sí mismos. Incapaces de conocer sus recursos, sus capacidades y menospreciando la valía de su persona, esperan siempre que sean los demás los que «tiren de ellos», tomen sus decisiones y asuman las responsabilidades u obligaciones de su vida.
Carecen de personalidad, pues ésta siempre quedará supeditada a la del otro, ya que son incapaces de mostrar desacuerdo o defender sus derechos por temor a perder ese apoyo. Su baja autoestima y su alta necesidad de los otros no permiten a estas personas generar ningún tipo de proyecto y menos si este tiene un carácter independiente.
En ocasiones este trastorno puede confundirse con otros, tales como los trastornos de angustia, de agorafobia u otros del estado de ánimo o de personalidad. Por ello, es importante realizar una buena evaluación para determinarlo correctamente pues comparte características con otros, como los anteriormente expuestos, pero que son diferentes.
Trastorno de personalidad dependiente – ¿Cómo se trata?
Los resultados arrojados por la terapia cognitivo conductual son muy efectivos.
El principal objetivo a conseguir es que la persona reconozca esta dependencia como un problema para su desarrollo personal. Así mismo se hace necesario el examen de todos aquellos pensamientos o ideas que la persona tiene sobre sí misma, sus capacidades, recursos, miedos, etc. ya que generalmente no se ajustan a la realidad.
Generar pensamientos alternativos que ayuden al paciente a poder percibirse más eficaz y competente, ayudará a que sus comportamientos tengan un carácter más seguro, de confianza e independencia.
Evaluar los recursos de los que dispone así como las habilidades de la persona, permitirán que conozca una nueva realidad no distorsionada sobre quién es y lo que puede lograr sin la dependencia de apoyos excesivos y dañinos, generados por el trastorno.
Iniciar la toma de decisiones, así como defender sus ideas o necesidades, supondrán una mejora de su dependencia. Además aumentar la seguridad en el paciente y que su auto regulación emocional no se realice través de otro, lograrán un mayor equilibrio.
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