Fue Miguel de Unamuno quién trató el asunto concreto de la crisis existencial en su ensayo filosófico Del Sentimiento trágico de la vida definiéndola como un periodo de cuestionamiento personal profundo que suele motivar un cambio en los paradigmas y comportamientos establecidos hasta entonces en el individuo.
Estas crisis, a menudo, tienen un detonante externo pero conllevan una profunda modificación del sistema de valores y principios del individuo que lo vive. Entonces, ¿Por qué concebimos estas crisis como algo negativo? ¿No es en la reflexión en dónde encontramos los mayores aprendizajes y descubrimientos de nuestra existencia?
¿Qué etapas atraviesa una persona que vive una crisis existencial?
Todo proceso está dividido en fases (aunque no siempre se atraviesan todas ni en este orden); se busca una respuesta, se halla esa respuesta, se convierte en un proyecto, este proyecto irrumpe en la vida y, en ocasiones, cuando algo se ha desmoronado previamente o cuando la evolución del individuo no ha ido pareja con la de su entorno y, por último, se resuelve la crisis.
Por qué se dan las crisis existenciales
Es una cuestión multifactorial pero las causas más comunes abarcan una desestructuración de los esquemas cognitivos así como una distorsión cognitiva. Una crisis existencial mal resuelta puede atraer estados de angustia extrema y, en algunos casos, desencadenará una depresión.
El “¿Y ahora qué?” o la crisis existencial como manera de avanzar en la vida
Según el trabajo presentado a la cátedra Seminario de Integración II de la USAL, Crisis existencial. Aplicación de la psicología Cognitiva a la resolución de una problemática, se describen las crisis existenciales como “tal vez el acontecimiento más bello e importante que puede experimentar una persona, nada menos que porque, si es adecuadamente resuelta, le permite otorgar sentido a su existencia (la del individuo) a través de la formulación y la ejecución de un proyecto vital”.
En la terapia cognitivo conductual se ayuda a resolver la crisis existencial a través de diversas herramientas que permiten que la persona comprenda por qué está viviendo esa encrucijada vital, por qué se siente otra persona y por qué existe un momento crítico en el mantenimiento de ciertos parámetros de la personalidad.
Una crisis existencial bien gestionada, ya sea por libre o con ayuda de la terapia adecuada puede suponer un salto evolutivo en el bagaje de cada ser humano por separado. Por supuesto, no es fácil salir del encasillamiento (especialmente del que se ha creado interiormente) y a menudo va a suponer el abandono de ciertas conductas y la despedida con el entorno que ya no le es familiar ni seguro.
En todo caso, se debe diferenciar entre crisis existencial y depresión ya que no son pocos los casos de personas que realmente no están viviendo un cambio de paradigma en sus vidas. La comprensión de esta diferencia es fundamental para saber resolver con éxito esta situación que, en un principio, puede resultar dolorosa.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)
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